viernes, 18 de marzo de 2011

Sueños de una noche



Ya es la una de la mañana y no consigo conciliar el sueño, llevo todo el día en el ordenador ablando con un amigo de mi antiguo instituto ya qué me acabo de mudar a otra ciudad. A mí no me agrada la idea de tener qué empezar de nuevo mi vida, nuevos amigos nuevo instituto nuevo entorno.

Por la mañana me levanto con unas ojeras y dolor de cabeza. Mama no está pero me ha dejado una nota. Dice que se ha tenido que ir a nuestra antigua casa para acabar la mudanza y volverá por la noche.
Me hago el desayuno y paso la mañana viendo la televisión, en un reportaje decían que hay personas que a través del sueño tienen visiones que se convertían en realidad, yo no le preste mucha atención ya que no creo en esas cosas.
Al mediodía, fui al supermercado que hay al final de la calle y compre un refresco para el almuerzo, de camino a casa me encontré con un extraño amuleto tirado en el suelo, echo de madera y con forma de medallón con unas raras inscripciones en el.
Cuando llegue a casa me pase el día en el ordenador intentando descifrar lo que significaba el amuleto, pero no halle más que dudas sin resolver.
Por la noche mi madre me hiso la cena cuando llego y pronto me acosté pero con la duda de el amuleto.

Estoy sentado en una butaca fría y todo está oscuro, de repente, se enciende una luz segadora que apunta directamente hacia mi cara,
No puedo ver quién es el que me está apuntando con la lámpara, la luz segadora no me deja distinguir quién es.
Me levanto y de repente, desaparece esa persona, desaparece al igual que la lámpara, pero, la luz sigue, es lo único que hay aparte de mí en esta habitación. La luz comienza a crecer y la habitación negra se vuelve blanca como la nieve, me doy la vuelta y un hombre sin rostro me golpea en la cabeza y despierto sudoroso en mi cama.
Desorientado y con mucha sed, me levanto y voy hacia el baño para lavarme la cara. Cuando estoy frente al espejo puedo ver que tengo un moratón en la frente a la altura de la ceja izquierda. De pronto me viene a la cabeza aquel reportaje de los sueños, pero, lo que me ocurre a mi es algo distinto, no es un sueño profético, sino lo que sueño, me va ocurriendo en la realidad.
A la hora del almuerzo mi padre me explicó que algunas veces sueñas cosas que te están pasando y que lo de mi golpe seria que me golpee la frente contra la cabecera de la cama o algo y que a causa del golpe soñé que me golpeaban la cabeza. Esto me tranquilizo bastante pero la tranquilidad tardaría poco tiempo.
Esa misma noche, soñando que me encontraba en un gran campo de naranjas, de repente algo se mueve entre los árboles, yo salgo corriendo lo más rápido que puedo pero esa cosa corre más que yo y de pronto de entre los árboles se abalanza sobre mí un enorme jaguar que de un zarpazo me rasga la cara, me despierto y sobre mi pecho se encuentra el marco de madera de la fotografía que estaba en la mesa de noche, como diablos había llegado eso hasta aquí, pensaba yo, con los cristales de la foto en mi cara, y la almohada llena de sangre, me levanto y me dirijo al baño, mi madre asustada se levanta por el ruido y me cura las heridas en el lavabo.
Mi padre me lleva en el coche a urgencias por que los cortes eran bastante profundos. Al llegar al centro me atendieron rápidamente, y cuando me sacaban la camisa, para ver si tenía alguna cortada, vieron el amuleto en mi pecho, desconcertados, de por qué yo tenía eso encima, le dieron el amuleto a mi padre él se lo guardo en el bolsillo del pantalón, mientras, a mi me curaban las heridas de la cara. De madrugada volvimos a casa pero no me atreví a acostarme por miedo a que me volviese a pasar algo.




Mientras yo veía la tele mis padres se quedaron durmiendo.
A la mañana siguiente los gritos de mi madre me levantaron del sillón,
subí rápidamente las escaleras y al llegar al cuarto de mis padres
encontré a mi madre llorando y mi padre tumbado en la cama, yo me quede petrificado, mi madre me miro y yo baje corriendo las escaleras,
cogí el teléfono y llame al 112 casi no articulaba palabra, cuando me contestan les digo que mi padre está mal y que está tirado en la cama y no se levanta, me piden la dirección de mi casa y me dicen que vendrán rápido. Cuando llega la ambulancia suben apresuradamente por la escalera y atienden a mi padre pero...
Diagnosticaron que mi padre está muerto, mi madre se echa sobre el cuerpo de papa y no para de llorar y gritar, porque, porque te lo has llevado, gritaba mi madre entre llantos.
Yo impotente de ver a mi padre muerto, y no poder hacer nada, entre lágrimas veo en la mesa de noche el amuleto, de repente, una chispa se enciende dentro de mi cabeza.
Ese amuleto, desde que lo tengo no ha causado más que problemas, mis accidentes y ahora la muerte de mi padre, todo por culpa de ese amuleto.
Cogí el amuleto y salí de casa con los gritos de mi madre a mi espalda, encuentro una huerta y se me ocurre enterrarlo allí.
Si este será un buen lugar para enterrar este amuleto que no ha hecho más que causar desgracias, con razón estaba tirado en el suelo el día que lo encontré. Mi padre está muerto, y ahora no puedo hacer más que enterrar este diabólico objeto para que nadie pueda sufrir sus consecuencias
nunca más.

Dos meses han pasado ya, pero el recuerdo de mi padre todavía perdura en nosotros, cada vez que comemos nos acordamos de él, cada vez que salimos a la calle nos acordamos de él. Yo lo he pasado fatal todo este tiempo, pero he tenido que sobreponerme a la situación porque ahora soy el hombre de la casa y tengo que ser fuerte por mi madre.
Estoy viendo la tele después de otra cena mas sin mi ya fallecido padre y en las noticias están poniendo una noticia de una gran epidemia que azota la zona, una intoxicación por comer alimentos en mal estado.
La gente muere por intoxicación al comer comida de una huerta ecológica de la zona. Yo quede impresionado, porque de pronto, vi las imágenes, me doy cuenta de que es la misma huerta en la que enterré el amuleto.

Decido ir sin que nadie me vea en plena noche, para intentar encontrar el amuleto, para destruirlo definitivamente.
Cojo una pala del garaje de casa y voy sin que nadie se entere al huerto.
Me paso horas cavando en esa dichosa huerta intentando encontrar el amuleto pero 3 hectáreas de tierra no son tan fáciles de cavar en una noche.
Intento recordar el sitio aproximado donde deje el amuleto pero a causa del tiempo puede que se haya cambiado de sitio o que se haya enterrado aun más.
Amaneciendo me voy a casa sin haber encontrado el amuleto. Tengo que esperar a que se haga de nuevo de noche para encontrarlo.
Vuelvo sin que nadie me vea con la pala a intentar encontrar el amuleto.
Empiezo a cavar en una zona q la tierra es blando, a medida que cabo la tierra es aun más blanda y como si se apartase la tierra en un gran socavón se encuentra el amuleto. Aliviado lo cojo y me largo de allí, al llegar
a casa, me pasan por la cabeza muchas cosas, la que me resulto más adecuada para acabar con el amuleto, era quemarlo, así que lo eche al fuego en la chimenea de la casa, feliz por creer que había salvado a mucha gente y vengado la muerte de mi padre me fui a dormir.
Diez horas más tarde, fueron hallados los cuerpos de una madre y su hijo, que yacía en su casa tras morir, por una intoxicación a causa del humo respirado, desprendido por la chimenea. La ciencia forense determino que la causa de la muerte fue el haber respirado los gases mientras dormían.
Los restos de sustancias toxicas encontradas en los pulmones de la madre y su hijo no pudieron ser identificados, la policía cerró el caso determinando que la causa de la muerte debió de ser por haber arrojado algún producto tóxico a la hoguera.

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