Tras levantarse temprano y prepararlo todo para el viaje, prepararon un fuerte café con que espabilarse y poder hacerlo todo sin dormirse. Ya eran las 9:00 y tenían que zarpar ya, si no, no podrían llegar a la hora prevista a la Palma.
Con el motor en marcha ya se alejaban del Hierro y se preparaban para el viaje que les esperaba. Habían previsto que zarparían hace dos días pero con el retraso de la mercancía no pudieron. Les preocupaba que les pillara la tormenta que anunciaron para mañana por eso se habían dado la mayor prisa que pudieron.
Ya era la 1:00 del mediodía y se empezaba a nublar, los cuatro estaban cada vez mas preocupados. Pasaban lo minutos y cada vez eso se estaba poniendo peor.
Ya cuando el oleaje estaba enfurecido, y el barco se tambaleaba cada vez más, uno de los marineros tras intentar amarrar la vela agarrando el cabo, y al estar toda la cubierta empapada, resbaló y se agarró en el último momento a la barandilla, los marineros apresuradamente corrieron hasta él dejando el barco a la deriva, uno de ellos intentó agarrarlo pero ya era demasiado tarde, se había caído.
Todos lloraron su pérdida, especialmente su hermano. Tras intentar rescatarlo, dejando al barco a la merced del mar, y después de todos los intentos de salvarlo el barco colisionó con una roca enorme, al estar a la oscuridad los marineros estaban desorientados, y no pudieron agarrarse ni encaramarse a ningún objeto contundente, cayendo así por la borda.
Tras numerosas horas a la deriva, los marineros fueron arrastrados por las olas hasta una extraña y remota isla. Al amanecer, los marineros despertaron confusos y tras horas de intensa busca, se fueron encontrando uno a uno. Pero faltó una persona, no apareció el patrón.
Tras reunirse los dos, discutieron sobre la busca de comida, un lugar donde pasar la noche y sobre donde habían naufragado, además de las extrañas figuras y pinturas que se habían encontrado por todos los barrancos. Dedujeron que probablemente se habían desviado de su rumbo debido a la tormenta. Pero no sabían donde habían llegado porque no conocían ninguna isla desabitada cerca de la región Canaria.
Tras pasar una semana sobrevivieron como pudieron. En la extraña isla cada día ocurría algo insólito, a las cinco de la tarde todos los días aparecía una extraña luz y de repente parecía que la isla había cambiado de lugar.
Tras tres semanas en la isla, y después de tantos fenómenos raros, los marineros observaron que había una isla a lo lejos. Inmediatamente vieron que era su última posibilidad de salir con vida de ese horrible lugar. Cada vez más escaseaba el alimento. Decidieron que había que intentarlo. Se tiraron a la mar y emprendieron rumbo a la isla.
El mar empeoraba por momentos y solo habían avanzado un par de kilómetros. Cada vez estaban más agotados y no podían seguir nadando. De repente una ola les sobresaltó y ahí se quedaron exhaustos y ahogados en medio de un mar trágico e inexplicable.
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