La historia de Rilian

Hace muy poco tiempo, en un municipio de la isla de La Palma había un reino que había pasado muchísimos años escondido sin que nadie supiera de su existencia. Lo gobernaba un rey muy astuto, gordo y calvo que se llamaba Caspian, y que tenía tres esposas con las que tenía catorce hijas y un solo hijo. Su castillo era una enorme mansión escondida en un hermoso valle. Su único hijo, que se llamaba Rilian era tremendamente envidiado por sus hermanas a las que en el fondo las quería pese a su pésima actitud frente a él. El rey estaba preparando a su hijo, porque muy pronto ocuparía el difícil cargo de gobernar el reino de Elyon.

Un día, mientras el rey le enseñaba las artes del tiro con arco en un bosque próximo al reino, les sorprendió la aparición de una chica tambaleándose entre los matorrales gravemente herida con el rostro cubierto de sangre debido a un grave golpe en la cabeza. El rey y su hijo rápidamente se apresuraron en ir en su ayuda porque ya la chica se había desplomado al suelo con un fuerte sonido. Cuando llegaron a su enorme castillo llamaron a los sirvientes para que ayudasen a la chica, le limpiaron la sangre y le vendaron las heridas. Días después, cuando la chica estaba mucho mejor, les contó su historia…

Les dijo que era una princesa de las lejanas tierras del sur que había sido raptada mientras paseaba por una horrible bruja para matarla y poder arrebatarle su trono convirtiéndose en ella misma con sus pócimas. Una tarde sombría y oscura mientras la bruja estaba preparando sus horribles pócimas, la muchacha debido a su astucia logró escaparse de su encarcelamiento en las celdas de la malvada bruja, no sin antes magullarse todo el cuerpo. Cuando la temible bruja se enteró de su desaparición soltó a su jauría de dragones para que la persiguieran y la trajera de vuelta a su precaria celda maloliente.

La princesa corría y corría a través de los espesos bosques intentando alejarse lo más posible de las tierras de la maléfica bruja. Durante dos días y dos noches corría exhausta, huelga decir que se tropezó cayó y resbaló docenas de veces hasta que llegó a los brazos del rey y su hijo.

El rey profundamente enfadado se armó con sus mejores cotas de malla y su magnífica espada y cabalgó con su caballo negro como el carbón ignorando las peticiones de su hijo de que se quedara. Cuando llegó logró matar con gran dificultad a los siete dragones, mientras la bruja preparaba un gran hechizo el rey avanzaba con dificultad por los aposentos del castillo buscando a la temible bruja. Tras minutos de busca logró encontrar su escondite, el rey preso de una tremenda furia se abalanzó sobre la vieja mujer que estaba de espaldas con una brutal fuerza, la bruja con un movimiento muy hábil logró evadir su enorme espada. La horrible mujer espantada al ver al rey, en un momento se apartó y empezó a recitar un hechizo pero rápidamente el rey agitó la espada, le había cortado la cabeza.

Cuándo salía del enorme castillo cruzando el puente un dragón volaba a su encuentro, cuando el rey se había girado la cabeza a ver de donde procedía el ruido ya era demasiado tarde, el rey había muerto. El caballo muy asustado corrió hasta su preciado establo, cuando llegó y el príncipe se dio cuenta mando a algunos soldados en su busca. Les trajeron las peores noticias que podían oír. El príncipe muy apenado celebró un gran funeral en los jardines de palacio.

Semanas después el príncipe le pidió la mano a la princesa de las lejanas tierras del sur, la familia, encantada por la proposición del joven aceptó de buena gana su petición y varios días después celebraron la mayor y mejor boda que uno podría desear. Acudieron toda clase de personas, familia lejana que no se sabía ni de su existencia y hasta el más pequeño de los sirvientes logró asomarse a la gran ceremonia. Diez años después ya tenían cinco hijos y se puede decir que pese todos los peligros y amenazas que surgieron durante su reinado el rey, su esposa y sus cinco hijos vivieron felices y pasaron sus días con una gran alegría todos y cada uno de ellos.