lunes, 30 de marzo de 2009

Una historia muy triste

"Por una vez no pasa nada..." Sus palabras resonaban en mi mente, hundí de nuevo el rostro en mis manos mientras me caían de nuevo las lágrimas. No me lo creía, mi mejor amiga desde que apenas teníamos uso de razón estaba ahora entre la vida y la muerte. Volví a recordar nuestra discusión de anoche, todo parecía ahora tan lejano... Mi casa, ella diciéndome que fuéramos a la fiesta, yo diciéndole que no, que estaba cansada, pero como de costumbre acabó convenciéndome de que fuéramos. Accedí porque la conozco, y sabía que verdaderamente le hacía ilusión ir a esa fiesta, la había invitado ese chico que ocupaba toda su mente. Pero el problema fue cuando llegamos, no era la clase de fiesta que yo esperaba encontrarme. Todo el mundo consumía substancias ilegales y todo tipo de cosas. "Vamonos de aquí ahora mismo" - le dije, pero ella no quería y por más que insistí no hubo manera, de modo que nos quedamos. Me prometí a mi misma que la vigilaría, pues sé como es, y sabía que si la dejaba sola podría acabar cometiendo cualquier locura de esas que tanto le gustan. De pronto alguien me tocó la espalda, me giré y era mi vecino, me paré a saludarle y cuando me di cuenta Brenda ya no estaba a mi lado. "¡Brenda!" - le grité, pero nadie contestaba, aunque había bastantes posibilidades de que no me hubiera oído, la música estaba muy alta. Estaba empezando a buscarla cuando vi a lo lejos un montón de personas alrededor de alguien, y cuando vi su pelo rojo en el suelo se me vino el mundo encima. Llamé rápidamente a la ambulancia, y aquí estoy yo, sentada, en una sala fría, pensando que a lo mejor esto le ha costado la vida.



Estaba muy preocupada, horas mas tarde me dieron noticias de Brenda me esperaba lo peor, me dijeron que estaba en coma muy grave y que todo gracias a que se había pinchado heroína. Me lo imaginaba por todo lo que había visto en la fiesta, una hora después llamé a su madre para comunicarle lo que le había pasado, no podía dejar de llorar, no articulaba ni una palabra le dije que se tranquilizara, unos minutos después estaba más tranquila -le dije, que estaba en el hospital general de la palma. Tardo en llegar porque vivía muy lejos pero ya estaba allí. Fue a hablar con el medico para ver como seguía su hija, hablaron y el le dijo que había una leve mejoría. Pues pasaron unos días y Brenda se iba recuperando poco a poco.

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