martes, 18 de enero de 2011

Un chocolate calentito



Aquella mañana le di la noticia a mi esposa:
Si querida, me despidieron por el maldito incidente… Pagan justos por pecadores.
¿Cómo os alimentaré ahora? ¿Dónde viviremos, si nos quitan nuestra casa? Ella simplemente me miraba, y luego me sonrió. Intentó tranquilizarme. Me dijo; tranquilo, lo importante es permanecer unidos, luego ya pensaremos en algo. Prepararé un chocolate calentito…
¡Está loca! ¿Como puede pensar en dulces cuando se arruinó media vida, en un solo día?
Necesitaba salir a dar una vuelta y despejarme.
Me puse mi chaqueta y salí a la calle. Contemplaba envidioso las ropas tan lujosas que llevaban los demás y compadecía a los pobres que pedían algo de dinero… ¿sería ese mi futuro?
Choqué con una farola, la cual me dio la respuesta a mi problema.
Un barco llamado Valbanera zarparía en una semana, el día 21 de agosto hacia La Habana. Pensé que allí conseguiría trabajo.
Se lo conté a mi esposa y aceptó ir…
Cuando por fin llegó el día, nos informaron de que el barco había perdido el ancla. Empezábamos mal, que un barco perdiera el ancla, encima justo al llegar a puerto, era mal presagio. Subimos al barco y nos dirigimos hacia nuestra habitación. Ahora solo nos quedaba disfrutar del viaje hacia nuestro futuro.
Ahora estábamos más a gusto, porque más de la mitad de los pasajeros abandonó el barco antes de llegar a nuestro destinó, quizás ya sabían lo que vendría después.
El día 9 recibimos un aviso de que había un huracán cerca, lo cual nos preocupó bastante, no sin razón.



Ese mismo día, a las 23.00 horas, tras lo que pudo ser una mala maniobra del capitán, o fue culpa del maldito huracán, el barco donde íbamos, el Valbanera, naufragó. No recuerdo que ocurrió después, solo, agotado después de intentar nadar hasta una isla que veía al horizonte, me apoyé en un tonel y me dejé arrastrar por la marea. Perdí a mi mujer en ese maldito naufragio, o quizás se salvó y no recibí más noticias de ella, pero todos los días rezo, para que aquellas pobres personas que me acompañaron en mi viaje, y mi dulce esposa, se encuentren en un lugar mejor.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajn esta muy guapa pero tienes que resumir un pokito mas este relato

Anónimo dijo...

Me gusta porque es muy original. y trata de un hecho real