domingo, 30 de noviembre de 2008

Una de caníbales:


Un día me encontraba leyendo una revista de viajes y decidí irme a la isla Mauricio con mis amigos. Empecé a preparar la maleta desde que saqué los pasajes.
El día que me iba a ir, llegué al aeropuerto a las siete y media. Mis amigos ya me estaban esperando. Nada mas llegar fuimos a comer algo hasta que se hiciera la hora de salir. Todos estábamos muy ilusionados con el viaje.
Mas tarde subimos al avión. El viaje iba a ser muy largo. Yo estuve la mayoría del viaje hablando con mi amigo, Juan, hasta que hubo un momento que nos quedamos dormidos. De repente nos despertó un ruido, era una tormenta. El avión se empezó a mover bruscamente, todos los pasajeros estaban asustados. No recuerdo muy bien lo que sucedió después. Solo me acuerdo de que desperté en una selva, miré hacia los lados y solo veía cadáveres pero ninguno era de mis amigos. Intente levantarme pero no podía, entonces grité muy asustado a ver si había algún superviviente. De repente apareció Juan con una gran herida en el brazo, pero aun así me pudo ayudar a levantarme. Le pregunté desesperadamente que si sabia donde nos encontrábamos pero el no tenía ni idea.


Decidimos buscar ayuda. De repente escuchamos unas voces… eran nuestros amigos. Todos tenían varias heridas pero ninguna era grave. Se asombraron bastante al ver que estábamos vivos, nada mas vernos nos dieron un fuerte abrazo. Eduardo, uno de nuestros amigos, nos dijo que creía que estábamos en la selva de Nes, una selva en la que estaba llena de caníbales. Todos nos asustamos, pero aun así decidimos ir a buscar comida por que no sabíamos cuanto tiempo íbamos a permanecer allí. Estuvimos toda la mañana buscando algo de comida pero no encontramos nada. Así que se nos ocurrió buscar un palo y una liana para hacer una caña de pescar. Pescamos tres peces.
Al anochecer encendimos una pequeña hoguera sin saber el peligro que estábamos corriendo. Mientras estábamos comiendo se escucharon unos ruidos detrás de unos árboles, eran los caníbales. Salimos corriendo nada mas oírlos, nos dirigimos hacia una pequeña cueva que había a diez metros de nosotros, Eduardo de repente se tropezó con un tronco de un árbol. No pudimos hacer nada, los caníbales ya lo habían atrapado.
Juan junto a los amigos llegaron a la cueva sanos y salvos. Permanecieron dentro de la cueva hasta el día siguiente. Por la mañana salieron con cuidado por si los caníbales seguían allí. No había rastro de ninguno. Nada más salir fueron a buscar ayuda desesperadamente pero no encontraban a nadie que les pudiera ayudar. Pasadas unas horas Juan y sus amigos encontraron una playa. Uno de sus amigos se acercó a la orilla. A lo lejos vio un barco. Todos muy contentos se pusieron a hacer señas. Los que iban en el barco los vieron y fueron en su ayuda.
Todos llegaron a sus hogares con sus familias menos Eduardo…
Mónica

2 comentarios:

Anónimo dijo...

esta muy bien. sobre todo lo de las tribus canibales y eso.

Anónimo dijo...

Esta muy interesante y muy creativa, te inspiraste bastante. Esta muy guapa.:-)